29 abr 2011

LA LLEGADA A LA META





Me siento como el maratonista que llega a la meta en los últimos lugares de la competencia con el solo orgullo de haber terminado la prueba. La última pagina de EL PASAJE de Justin Cronin me deja esa sensación; no es que esperábamos una gran novela, pero al menos una aceptable lectura de best seller. En realidad la aventura de unos sobrevivientes en un mundo post apocalíptico, infestado de seres enfermos que atacan sin piedad, deja mucho que desear. Personajes que aparecen y desaparecen para por un acto de magia literaria, aparecen trescientas páginas después sin explicación de como se salvaron del ataque de esos seres infectados. Ninguno de los supuestos líderes o héroes humanos tienen el menor asomo de lo que deben de contener esos personajes: heroicidad. El misterio de la niña que todos deben salvar queda sin resolver. Claro ahora me entero que es una trilogía y seguramente eso lo deja para otro libro. Para reponerme de semejante prueba acometo estos cuentos de Murakami, y me mantendré lejos de su más reciente novela de largo alcance.

18 abr 2011

UN MARATÓN ... DE LECTURA o la soledad del lector de larga distancia


El atleta keniano Geoffrey Mutai acaba de implantar un nuevo récord en la carrera de maratón llevada a cabo en Boston. Recorrió la distancia de 42 kilómetros en 2 horas 3 minutos y 2 segundos. Alentado por esa hazaña deportiva emprendo mi propio maratón literario. Me adelanto a las lecturas del verano y tomo en mis manos El pasaje, de Justin Cronin, que cuenta una historia de una enfermedad que acaba con la vida humana del planeta. Para contar esto, Cronin se toma 1084 páginas que deberé acometer con la misma valentía con que Mutai realizó su hazaña. Espero llegar a la meta un día de estos.
Nota al margen: supongo que es una buena manera de festejar el día mundial del libro.

14 abr 2011

LA INVASIÓN YANQUI DE 1914

La flota americana frente a Veracruz

Este 21 de abril recordamos la invasión yanqui al puerto de Veracruz en el año de 1914.
En ese tiempo la flota americana se encontraba desplegada en los principales puertos del país, con el pretexto de impedir armas para el dictador Victoriano Huerta, que no era de las preferencias yanquis por haber asesinado al presidente Madero. Usando como excusa el arresto de unos marinos americanos borrachos en el puerto de Tampico, el comandante de la flota exigió la libertad inmediata de los presos, una disculpa pública y que se rindieran honores a la bandera estadounidense. El comandante de la zona respondió que la libertad se otorgaba, se daba una disculpa pero los honores y el izamiento de la bandera americana no podían cumplirla. Con la aprobación del presidente Wilson, la flota se dirigió al puerto de Veracruz y el 21 de abril los marines desembarcaron ante los sorprendidos veracruzanos que no tuvieron tiempo de organizar la defensa de la ciudad. El ejército de Huerta había ordenado el retiro de las tropas por lo que la ciudad debió defenderse con las milicias y los cadetes de la escuela militar. Durante tres días se libraron batallas en las calles del puerto hasta que la superioridad militar y mejores armas dieron como resultado la ocupación de Veracruz. La invasión yanqui duró hasta noviembre de ese año, en que las tropas mexicanas recuperaron Veracruz mediante de un acuerdo diplomático. A 97 años de la invasión, resulta irónico que recientemente se descubriera de un inmenso embarque de armas americanas a territorio mexicano, la famosa operación rápido y furioso, que contó con la aprobación de las autoridades federales estadounidenses y que cayeran en manos de los grupos de la delincuencia organizada. ¿Será la violencia actual en México otro pretexto ?

13 abr 2011

EL WHISKY Y LA ESCRITURA

foto: JMR

En un reciente viaje por el Reino Unido, mi hija compró una botella de whisky escocés, de los llamados Single Malt Scotch para regalarmelo. Soy más bien un consumidor moderado de Ron, como buen latino y de tierra cálida, lo tomo con refresco de cola, hielo y unas gotas de limón. No soy un conocedor de vinos, licores o bebidas espirituosas, pero algo me entero. De tal manera que la botella del whisky de 12 años, llevaba guardada tres meses sin que le prestara atención. El whisky que tenía en casa era de los llamados Blended Malt, es decir en su elaboración se mezclan varias especies de Malta. Lo acostumbro tomar, ocasionalmente, con hielo solamente. Atrapado en un texto sin adelanto alguno, me encontré de pronto con la botella del mentado whisky sin abrir. Recordé a los grandes escritores estadounidenses y su fama de bebedores empedernidos mientras escribían sus obras maestras. Sin darle muchas vueltas abrí la botella y degusté el líquido ambarino con hielo. La calidad del whisky me sorprendió agradablemente; sus diversos sabores florales y de vainilla en la boca me llenaron el paladar. Quienes saben de estos temas dirán que los 12 años y la malta única consiguen este sabor, en la etiqueta dice, además, que la singular agua mineral de la destilería añade ese toque final. Me senté con el vaso frente a mi computadora para continuar el texto. Ahora solo me falta el talento de Raymond Chandler, Ernest Hemingway o al menos de Charles Bukowski. Eso no me lo trajo mi hija.