En un equipo de rodaje, el fotógrafo y los actores son quienes están más cerca de comprender el trabajo del director. Por ello no es extraño que algunos se dediquen a la dirección de una película. Los fotógrafos normalmente se dedican al cine de acción o a cintas comerciales, como es el que caso de Jon de Bont y algunos otros que escapan a mi memoria. Los actores en cambio realizan cintas más personales y ejemplos hay varios; Robert de Niro, Jack Nicholson, Clint Eastwood, Al Pacino o Sean Penn. Unos y otros con aciertos y fracasos. Hay quienes dirigieron una con gran acierto, como Charles Laugthon con “La noche del cazador” y otros como Marlon Brando que fracasaron con su película “One-Eyed Jacks”. Nada hacia suponer, sin embargo, que un actor muy limitado como lo es Ben Affleck se pusiera detrás de las cámaras para debutar como director con “Gone baby Gone” o “Desaparecida una noche”, basada en una de las cuatro novelas con la misma pareja de detectives, de Dennis Lehane, quien es además autor de “Mystic River” y que Clint Eastwood llevara con éxito a la pantalla también.
La cinta narra el secuestro de una niña en un barrio de Boston, pasados tres días la familia de la niña contrata a un par de jóvenes detectives para que ayuden a la policía con información hacia adentro del barrio. No solo trabajan como socios, sino como pareja sentimental también, y desde el inicio ambos tendrán posiciones encontradas sobre involucrarse en la investigación. El jefe de la policía local los pone en contacto con dos veteranos detectives que llevan el caso y la investigación entra en un espiral donde nada significa como parece. Las pruebas están frente a nosotros y deberemos ir descubriendo como interpretarlas juntos con los investigadores.
La cinta presenta un barrio de Boston corrupto y violento, donde todo mundo esconde secretos y se encuentra conectado con la drogadicción y la familia disfuncional, algo que ocurre hoy en día en los Estados Unidos. Ben Affleck conoce muy bien Boston y sus alrededores, pues ya con Mark Damon, habían logrado un retrato muy logrado de la clase trabajadora, en la cinta “Good will hunting” con la cual obtuvieron el Oscar al mejor guión.
Apoyado en un reparto de actores veteranos como Morgan Freeman, Ed Harris, Amy Madigan, John Ashton y Amy Ryan, recientemente nominada al Golden Globe por su actuación en esta cinta y, sobre todo por la pareja de Casey Affleck y Michelle Monaghan, como los improbables detectives, más dedicados a casos de bancos y problemas familiares que a delitos mayores, Ben Affleck construye una cinta donde la posición moral de los personajes es vital para ir desgranando la maraña de mentiras que están alrededor del secuestro. Y es esta parte del guión, lo que hace interesante y lograda la cinta. Como en las grandes novelas del género negro, el detective tendrá que poner a prueba su moral ante los sucesos que le toca descubrir, aunque el costo de ello sea doloroso.
La película cuenta con algunos momentos que se resuelven de manera apresurada con elipsis y pocas explicaciones, como algunas acciones del detective, de las cuales logra salir sin más investigación o acusación policíaca. El papel de los medios sobre el secuestro solo se utiliza parcialmente y en ocasiones es poco creíble que la madre y los detectives actúen frente a la prensa sin ser interrogados o asediados. La voz en off se utiliza al inicio y luego no se retoma nunca más. El personaje de la tía, desaparece fácilmente para poder dar acomodo a la escena final, que por cierto es muy acertada. Salvo estos pequeños detalles, la cinta es muy consistente y lograda. Quizás el verdadero talento de Ben Affleck esté en la dirección y el guión, cuando menos esta cinta parece sugerirlo. Ya veremos.
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