Entre dos aguas es la más reciente novela de Rosa Ribas escritora nativa de Barcelona y que actualmente vive en Francfort, Alemania.
La comisaria Cornelia Weber-Tejedor se une a una lista cada vez más larga de mujeres protagonistas de novela policíaca, entre las que podemos citar a Miss Marple, V.I. Warshawski, Kinsey Millhone, Mma Ramotswe e Isabel Dalhousie, entre otras. La protagonista es una mujer casada, aunque con inminentes problemas conyugales, más bien baja de estatura, con nariz pronunciada, que se debate con sentimientos encontrados por su herencia española y lidiando con las dificultades profesionales de la mujer actual en ambientes masculinos. Que no por ser verdaderos, dejan de ser también un lugar común ya.
El asesinato de Marcelino Soto, un apreciado miembro de la colonia española en Francfort, echa a andar las investigaciones de la comisaria y su equipo, compuesto básicamente por dos ayudantes que se las arreglan para colaborar a pesar de sus diferencias.
Si en su primera novela, El pintor de Flandes, Rosa Ribas se quedaba corta en la descripción de sus personajes y ambientes, o del material pictórico tan especiales en esa época y vital para la historia, cosa que no ocurre con esta novela; la mayoría de sus personajes están muy bien dibujados y hay un cuidado en el detalle y descripción de los ambientes y características de los personajes, que ayudan a conformar todo un universo de caracteres que se verán afectados por el crimen. No abusa de los tecnicismos en la investigación, cosa que se agradece, tiene los elementos propios del procedimiento policial y evita atosigarnos con ellos.
Más que una novela de suspense, Entre dos aguas, tiene como fondo; mientras seguimos el desarrollo de la investigación, temas como la inmigración, la corrupción, el crimen en las grandes ciudades y sus problemas, la prostitución e incluso las relaciones familiares y de pareja.
La novela arranca con un asesinato singular que le sirve a la autora para presentarnos a sus personajes y ubicarnos rápidamente. Después se verá enfrentada a un caso en que no hay móvil aparente para asesinar a un ciudadano apreciado, aparecen varias pistas y casos paralelos que seguir. Poco a poco sin embargo, entre la comunidad española y los familiares se irá desentrañando el misterio del crimen. La comisaria Cornelia Weber-Tejedero, se debate entre los conflictos en su oficina, el pasado español, sus padres y la separación de su esposo, todo ello no le impide cumplir con su deber y llevar a cabo este su primer caso, que se nos presenta.
Entre dos aguas no tiene un suspense propiamente dicho, en el sentido que Patricia Highsmith nos dice; del relato en que hay una amenaza de violencia y peligro, amenaza que a veces se hace realidad. Basa su interés en seguir los pasos de esta singular comisaria por la investigación, su herencia española, las relaciones familiares y su condición de mujer. Quizás un poco de humor le vendría bien a la historia, pero sobre todo, nos gustaría ver a la comisaria en un ambiente sórdido y lidiando con el peligro. Por lo pronto, esperamos con interés el siguiente caso.
La comisaria Cornelia Weber-Tejedor se une a una lista cada vez más larga de mujeres protagonistas de novela policíaca, entre las que podemos citar a Miss Marple, V.I. Warshawski, Kinsey Millhone, Mma Ramotswe e Isabel Dalhousie, entre otras. La protagonista es una mujer casada, aunque con inminentes problemas conyugales, más bien baja de estatura, con nariz pronunciada, que se debate con sentimientos encontrados por su herencia española y lidiando con las dificultades profesionales de la mujer actual en ambientes masculinos. Que no por ser verdaderos, dejan de ser también un lugar común ya.
El asesinato de Marcelino Soto, un apreciado miembro de la colonia española en Francfort, echa a andar las investigaciones de la comisaria y su equipo, compuesto básicamente por dos ayudantes que se las arreglan para colaborar a pesar de sus diferencias.
Si en su primera novela, El pintor de Flandes, Rosa Ribas se quedaba corta en la descripción de sus personajes y ambientes, o del material pictórico tan especiales en esa época y vital para la historia, cosa que no ocurre con esta novela; la mayoría de sus personajes están muy bien dibujados y hay un cuidado en el detalle y descripción de los ambientes y características de los personajes, que ayudan a conformar todo un universo de caracteres que se verán afectados por el crimen. No abusa de los tecnicismos en la investigación, cosa que se agradece, tiene los elementos propios del procedimiento policial y evita atosigarnos con ellos.
Más que una novela de suspense, Entre dos aguas, tiene como fondo; mientras seguimos el desarrollo de la investigación, temas como la inmigración, la corrupción, el crimen en las grandes ciudades y sus problemas, la prostitución e incluso las relaciones familiares y de pareja.
La novela arranca con un asesinato singular que le sirve a la autora para presentarnos a sus personajes y ubicarnos rápidamente. Después se verá enfrentada a un caso en que no hay móvil aparente para asesinar a un ciudadano apreciado, aparecen varias pistas y casos paralelos que seguir. Poco a poco sin embargo, entre la comunidad española y los familiares se irá desentrañando el misterio del crimen. La comisaria Cornelia Weber-Tejedero, se debate entre los conflictos en su oficina, el pasado español, sus padres y la separación de su esposo, todo ello no le impide cumplir con su deber y llevar a cabo este su primer caso, que se nos presenta.
Entre dos aguas no tiene un suspense propiamente dicho, en el sentido que Patricia Highsmith nos dice; del relato en que hay una amenaza de violencia y peligro, amenaza que a veces se hace realidad. Basa su interés en seguir los pasos de esta singular comisaria por la investigación, su herencia española, las relaciones familiares y su condición de mujer. Quizás un poco de humor le vendría bien a la historia, pero sobre todo, nos gustaría ver a la comisaria en un ambiente sórdido y lidiando con el peligro. Por lo pronto, esperamos con interés el siguiente caso.
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