24 mar 2008

EL INFINITO VIAJAR


Es un lugar común decir que la realidad supera la ficción, como lo es también anunciar el fin de la novela, o que la novela clásica debe morir y dar paso a otra forma de escribirla, como se discute actualmente. Hace tiempo en México, un político de provincia, ante los posibles candidatos a presidente expresó; “la caballada está flaca”. Hoy reviso el panorama de la novela y desde mi modesto punto de vista tengo que decir lo mismo.
Las novedades editoriales dedicadas a la novela hoy en día, son bastante reducidas y los autores son un mínimo de nombres a los cuales seguir, de manera ciega Así tenemos que hay que comprar el nuevo libro de Haruki Murakami, Paul Auster, Vila-Matas, Michel Houellebecq, Amélie Nothomb, Ian McEwan etc. Creo que la riqueza de la novela está precisamente en la pluralidad y riqueza de escritores y hoy en día no la encuentro. Todo se reduce a unos cuantos y aún así, hay cada decepción, como la que acabo de sufrir con El diario de golondrina de Amélie Nathomb. Y no tengo intenciones de sumergirme con dos personajes en una noche de bodas en Chesil Beach de McEwan.
Quizás por ello, ahora cultivo la lectura de algunos de esos novelistas pero en su faceta de ensayistas o de relatos de viaje, notas breves, impresiones etc. Hoy encuentro más interesante leer a Thomas Mann con su Viaje por mar con Don Quijote, o Travesías de Antonio Muñoz Molina, a Michel Tournier y sus Celebraciones, a Ryszard Kapuscinski con sus reportajes de Africa, John Dos Passos y su viaje en el Orient Express, Javier Marías y Juan José Millás, con sus aportaciones periodísticas y, ni hablar de aquellos que hacen suya la realidad y la ficción como W.G. Sebald, o Sergio Pitol en El Viaje, o Vila-Matas en El viento ligero en Parma y John Berger con su trilogía sobre la tierra francesa. Y por supuesto ese bello y revelador libro que es Medianoche en Sicilia de Peter Robb. O a Claudio Magris en sus bellos ensayos de El tallo entre las piedras y a Bruce Chatwin en ¿Qué hago yo aquí?. Incluso a Alessandro Baricco en su arriesgada tesis de Los bárbaros. Y espero ansioso "Elefanta suite" el nuevo libro de Paul Theroux. Por supuesto que sigo leyendo novela, pero encuentro más recompensa y satisfacción en otros géneros. Seguro que me pierdo de algunas cosas y exagero, pero hoy es más rica la realidad que la ficción y, si quien la escribe es novelista pues mejor.
El infinito viajar de Claudio Magris incluye un prefacio donde contrapone dos formas de entender el viaje en nuestra cultura. La clásica del viaje circular que implica el retorno final, y la moderna, en donde el viaje es rectilíneo y la meta no es otra que la muerte, vista desde la óptica de vivir, viajar y escribir, como el origen de una nueva forma de literatura donde se entremezclan el relato, ensayo y libro de viajes. Esta manera de ver la literatura es la que hoy predomina en mi lectura y, espero que en mi escritura se refleje también.

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