Una de las pocas satisfacciones que aun podemos disfrutar al visitar la Ciudad de México, es la abundancia de tacos de todo tipo. El taco es junto con la torta y el tamal, la vitamina T de muchos mexicanos que comen en la calle, ya sea por necesidad económica o por sus ocupaciones y el poco tiempo de que disponen para ello. En la gran urbe se dan cita todas las modalidades de tacos que se sirven por todo el país, lo que lo convierte en un verdadero manjar para los asiduos a este alimento. Los hay de Michoacán con carnitas, chicharrón, cueritos y demás de la carne del cerdo y se sirven con salsa, cebolla y cilantro, Los hay de guisado, ya sea de huevo, chile poblano, pollo, chicharrón en salsa, papa, salchicha, acompañados de doble tortilla y arroz. Monterrey nos manda los tacos de cabrito de tortilla de harina con su guacamole y cerveza. Chilangos son los de canasta, sudaditos y apilados en un canastón de mimbre y pueden ser de frijol, chicharrón prensado, papa con chorizo y mole verde, se acompañan de un refresco de sabor y se pueden comer hasta unos cinco de estos deliciosos tacos. Es la dieta de nuestros albañiles, ellos se "zampan" lo que su pobre bolsillo les permita. Están los asados; de carne de res, costilla, chuleta, al pastor, es magistral la pericia del taquero que corta la carne apilada en un "trompo" y en el aire atrapa el pedazo de piña con que corona el taco, o al pastor con queso, también llamados gringas, se pueden acompañar por un lado con queso fundido harta salsa y una cerveza o refresco de horchata o jamaica. De Hidalgo llegan los tacos de barbacoa de borrego acompañados de su consomé y que son una ayuda para los domingos en la mañana para aguantar la "cruda" realidad. Para los de paladar fino se recomienda los tacos de camarón o pescado con guacamole y su cerveza light. O las gaoneras, esos filetitos de res apenas cocidos en dos tortilla pequeñas, o los de suadero bien aceitosos para no fijarse en el colesterol, y todos aquellos de las entrañas de la res o del cerdo y los de sesos, vaya usted a saber de quien. En Oaxaca, los exóticos y aventurados pueden comer tacos de gusanos o chapulines rojos bien doraditos, para regresar a las raíces prehispánicas. De Yucatán se recomiendan los de cochinita pibil acompañados de su cebolla morada y chile habanero para quedar con los labios hinchados como de Mick Jagger o Angelina Jolie. Y para los más rudos de estómago se recomiendan los de "cochinada" que son tacos con todos los asientos que quedan en el sartén de todos los guisos.Y estos son especialidad de la taquería Don Beto en el D.F.Hay taquerías legendarias que iniciaron con un "changarrito" en la calle y ahora tienen varios locales, hay quienes siguen en un carrito sobre la acera y llevan décadas ahí. Y hay los de franquicia que se encuentran incluso en los grandes centros comerciales. Los de canasta en una bicicleta recorren las calles o en un auto estacionado los ofrecen. Nuestros vecinos gringos han querido imitar los tacos mexicanos con su cadena de Taco Bell, pero son un pobre remedo de los nuestros. No exagero si digo que se me abre el apetito y después de un desayuno light de cereal y jugo, la mañana me pide un taco por favor. Ahora vuelvo.
Alguna vez debería probar esos tacos pero no me atrevo a hacerlos. Al dedicarme a esos menesteres, respeto mucho las especialidades de cada país, cuidad o región y más que nada, las distintas culturas culinarias.
ResponderEliminarY bueno, parece que hemos coincidido en nuestras entradas, bueno entre fogones va la historia.
Besicos
A mi me encantan los tacos del DF, de que sera la carne que usan porque les quedan bien ricos. Saludos
ResponderEliminarY yo he leído esto ahora, justo a la hora de comer, y se pusieron las tripas a hacer ruido. Abriré una cerveza y brindaré contigo, amigo. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias amigos por acompañarme en esta degustación de una de las vitaminas T en nuestro país.
ResponderEliminarSaludos