El año pasado descubrí un libro llamado “Me acuerdo” de George Perec, que por años había escapado a la traducción del castellano. Es un compedio de citas o frases de unas cuantas líneas, en donde Perec nos lleva por los caminos de la memoria y de una época pasada y que ahora en el presente, la podemos recrear. Cine, música, política, sociedad, etc, son algunos de los temas que Perec nos entrega. A su vez, él se había inspirado en el libro “I remember” de Joe Brainard para escribir el suyo. Ahora yo hago lo mismo con Perec, para incluir estos recuerdos en la antología TIERRAS, de próxima edición, de la Asociación de Escritores Tirant lo Blanc.
Recuerdo la caída de la bicicleta grande de mi hermano mayor. Y la rodilla raspada con tierra y sangre,
Recuerdo los caminitos de tierra donde jugábamos con carritos a escala.
Recuerdo la tierra dura y polvosa de las canchas de fútbol a un costado del estadio.
Recuerdo la casa en construcción llena de tierra y polvo, donde fumé a escondidas un primer cigarro.
Recuerdo la tierra oscura y húmeda bajo la arena de playa en Miramar.
Recuerdo el montoncito de tierra donde descansaba el balón, para patearlo mejor. Y a mi hermano bajo el arco.
Recuerdo la tierra del jardín lleno de flores de la abuela.
Recuerdo la pelea con un amigo, tirados en la tierra luchando con enojo.
Recuerdo el jardín trasero de la casa y el pedazo de tierra bajo el columpio.
Recuerdo el viaje interrumpido a Yucatán y al montón de tierra que sepultó al niño mientras jugaba.
Recuerdo la calle de tierra y llena de charcos de la zona de tolerancia. Y las luces de colores y las mujeres a la espera.
Recuerdo el olor a tierra mojada.
Recuerdo que al fin pude llorar cuando echaban tierra sobre el atúd de mi hermano.
Recuerdo la tierra del campo de softbol.
Recuerdo la tierra fina en las aguas negras del canal donde solíamos pescar pececitos.
Recuerdo el pedazo de tierra donde perdía mis canicas.
Recuerdo la línea recta en la tierra para jugar rayuela, donde ganaba monedas para luego comprar canicas.
Recuerdo la tierra bajo mis uñas.
Recuerdo a mi tierra natal. Pero cada vez menos.
Me ha encantado esta entrada. ¡Cuantos recuerdos y cuanta viviencias!, te aseguro que he ido saltando, trazando la rayuela e incluso me he limpiado la tierra de los desollones de las rodillas, pero lo que más me ha gustado ha sido el final: "Recuerdo a mi tierra natal. Pero cada vez menos". Nos habiatuamos al sitio donde estamos agusto y esa el nuestra tierra.
ResponderEliminarDeseo que el próximo café, lo disfrutes mucho.
Besicos andaluces
Los recuerdos nos acompañan toda la vida, pero nuestro hogar es donde lo vamos formando sobre la marcha en la vida. Saludos
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