Por mis manos han pasado muchos libros, unos están en mis libreros, otros los he donado, unos más regalado y los menos no regresaron el préstamo. Pero casi ninguno de ellos están dedicados por el autor; solo recientemente en Encuentros literarios he intercambiado ejemplares con ese motivo.
Este viernes 7 se presentó en el CEVART, la colección de la Universidad Veracruzana, dedicada a Sergio Pitol, traductor. En la mesa estuvieron estudiosos y amigos del autor, quienes hablaron de su obra y dotes como traductor. El mismo Pitol, dirigió unas palabras a los presentes. Acto seguido se nos invitó a comprar los primeros cinco títulos de la colección, y me decidí por La vuelta de tuerca de Henry James. El traductor concedió dedicatorias por ello, y sin pensarlo me acerqué para que lo hiciera en mi ejemplar. Después de que cruzamos unas palabras, escribió la dedicatoria que se muestra.
Momentos después, mientras disfrutaba en La Parroquia de un café lechero, sostuve en mis manos el ejemplar y sentí que desde ese momento, era algo especial. Como tal lo guardaré.
José, a mí me encanta que me dediquen los libros. Esos son una joya para mí y por supuesto no los presto (ya cada vez presto menos), porque ya lo has dicho tú, ¡no regresan! Siempre digo que le salen alas y ..."vuelan".
ResponderEliminarBesos y muchas gracias por tus cariñosos comentarios.
Estos libros dedicados, adquieren un significado especial.
ResponderEliminarLos libros "vuelan" y en otras ocasiones, los dejamos volar. Saludos