La primera de las patadas que recibió pensó que eran solo broma de sus compañeros de escuela. Era su primer día en el plantel y lo recibieron con sonrisas maliciosas y comentarios agresivos, luego pasaron a los empujones y golpes. Ahora, tirado en el suelo recibe patadas en el cuerpo, todos ríen mientras le atizan cada vez con más dureza. Esto le hizo recordar las palizas de su padre también.
¡Qué relato más duro José!, me ha gustado mucho leerlo.
ResponderEliminarVeo que has cambiado el look del blog. Ha quedado muy bonito, me gustan los colores pasteles.
Besicos muchos.
Una imagen muy dura e impactante. Un texto que noquea al lector.
ResponderEliminarUn saludo
Parece que hoy en día estas agresiones se multiplican entre los jóvenes. De pronto decidí el cambio de look. La verdad, a mi también me gusta como quedó. Saludos
ResponderEliminarMiguel: por estos días ahora regreso al micro relato. saludos
ResponderEliminarAy, ay, duele.
ResponderEliminarY pienso también en los golpes de las palabras.
Se ve linda tu casa.
Saludos.
Graciela; también Hay el abuso verbal, tienes razón y es tan duro como los golpes. Gracias por el comentario. Saludos
ResponderEliminarCómo has contado la violencia en tan poco espacio, tan bien que se sienten los golpes.
ResponderEliminarFrancisco: En ocasiones con solo unas palabras se acierta. Saludos
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