Querido Paul:
A pesar de que no me conoces, me dirijo a ti con la gracia que me otorga la sala oscura del cinematógrafo, desde donde he seguido tu brillante carrera. Aunque me queda claro que siempre huiste de los halagos, los premios y alabanzas sobre tu trabajo, hoy no puedo dejar de hablar sobre tu extraordinaria presencia en la pantalla.
Soportaste con gran dignidad y estoicismo cuando algunos ignorantes te calificaban como el nuevo Brando, sin darse cuenta que lo que en Brando era exceso y pasión, en ti era gracia y mirada interior. Tu capacidad de rango actoral te permitió interpretar, entre otros papeles; un escultor griego durante el Imperio Romano, un joven y letal pistolero en el viejo Oeste, un obstinado prisionero con dignidad, un joven opuesto a su padre, un sagaz jugador de billar, un comprensivo detective privado, el más simpático bandolero del Oeste, un boxeador aguerrido, un grosero coach de Hockey, un intachable comerciante que se enfrenta a la ética periodística, un abogado borrachín que busca la redención o un padre que protege a su hijo a costa de todo. Recorriste una carrera desde tus años mozos con toda la belleza de tu rostro y ojos azules, hasta el rostro sereno y experimentado más reciente, en donde tu mirada siempre dejó ver la clase de ser humano que has sido. Te diste tiempo para pasar a la dirección y compartir con Joanne la pasión por la actuación que ambos tuvieron durante toda una vida y, tus acciones filantrópicas han dado esperanza de vida a muchos jóvenes con la terrible enfermedad que ahora te aleja de nosotros. Te diste tiempo para ser un atolondrado aficionado a la pesca, un arrojado conductor de autos de carreras y un fiel amigo. En esa feria de vanidades que es Hollywood, nos diste un ejemplo de talento y dignidad que siempre admiramos. Hace apenas unos días le dijiste a un querido amigo que pasó a saludarte: “ It´s been a hell of a ride”. Gracias por ello querido Paul.
A pesar de que no me conoces, me dirijo a ti con la gracia que me otorga la sala oscura del cinematógrafo, desde donde he seguido tu brillante carrera. Aunque me queda claro que siempre huiste de los halagos, los premios y alabanzas sobre tu trabajo, hoy no puedo dejar de hablar sobre tu extraordinaria presencia en la pantalla.
Soportaste con gran dignidad y estoicismo cuando algunos ignorantes te calificaban como el nuevo Brando, sin darse cuenta que lo que en Brando era exceso y pasión, en ti era gracia y mirada interior. Tu capacidad de rango actoral te permitió interpretar, entre otros papeles; un escultor griego durante el Imperio Romano, un joven y letal pistolero en el viejo Oeste, un obstinado prisionero con dignidad, un joven opuesto a su padre, un sagaz jugador de billar, un comprensivo detective privado, el más simpático bandolero del Oeste, un boxeador aguerrido, un grosero coach de Hockey, un intachable comerciante que se enfrenta a la ética periodística, un abogado borrachín que busca la redención o un padre que protege a su hijo a costa de todo. Recorriste una carrera desde tus años mozos con toda la belleza de tu rostro y ojos azules, hasta el rostro sereno y experimentado más reciente, en donde tu mirada siempre dejó ver la clase de ser humano que has sido. Te diste tiempo para pasar a la dirección y compartir con Joanne la pasión por la actuación que ambos tuvieron durante toda una vida y, tus acciones filantrópicas han dado esperanza de vida a muchos jóvenes con la terrible enfermedad que ahora te aleja de nosotros. Te diste tiempo para ser un atolondrado aficionado a la pesca, un arrojado conductor de autos de carreras y un fiel amigo. En esa feria de vanidades que es Hollywood, nos diste un ejemplo de talento y dignidad que siempre admiramos. Hace apenas unos días le dijiste a un querido amigo que pasó a saludarte: “ It´s been a hell of a ride”. Gracias por ello querido Paul.